martes, julio 25, 2006

Cuanto tiempo he andado...

Cuanto tiempo he andado taconeando por ahí se puede ver en mis talones. Tampoco se puede sacar la telaraña de mi frente con un dedo. Mas, lo que es grato en el ruidoso kikirikí es que suena igual que ayer. Pero un pensamiento negro tampoco puede ser mantenido en su lugar, como el mechón de cabellos que cae oblicuamente de mi frente. Y ahora no puedo soñar con nada, para existir menos, para venir y pasar menos a menudo, para no obstruir el tiempo. La parte pobre de la ciudad a través de la ventana ofende mi vista, para que a su vez, memorice al inquilino por su cara y no por la manera que piensa, el lado opuesto. Y dando vueltas en el cuarto como un shamán enrollo como una madeja de lana en mí mismo su vacío, para que mi corazón pueda saber algo de lo que Dios sabe.

sábado, julio 22, 2006

No me olvides...


Lejos de tí, la flor de la esperanza se marchita en mis manos cada día, y está frágil prisión del alma mia a su término rápido avanza. Y si la muerte luego debe helar este pecho en que resides tan amada, tan bella...te lo ruego, al menos tú del todo me olvides, no me olvides. Es a los ojos de este mundo necio un crimen nuestro amor, y ha destilado la calumnia en tu nombre idolatrando su veneno sutíl...yo la desprecio. Conozco la pureza de tu sensible corazón, y espero que allí no mora la inmortal belleza, sin cadenas y libres nos veremos, Sí, nos veremos. Mi alma está triste, pálida mi frente. Y así como en invierno hoja por hoja de su verde ropaje se despoja el árbol de la selva, así mi mente va dejando una a una las que encantaron este pecho tierno esperanzas de gloria, y de fortuna, pero ahí Dios, cuán lejos de mi invierno, ahí de mi invierno. Un año se ha corrido: en este día fatal para los dos, yo te lo pido, no me olvides, mi bien, yo tuyo he sido, tuyo seré; también has sido mia. Que recuerdo me aflige quemando está una lágrima mi frente...es el día fatal en que dije, adiós, amor mío, para siempre, Sí para siempre...

sábado, julio 15, 2006


Es inútil que el hombre sereno y razonable interprete el estado del desgraciado; inútil que lo aconseje. Es igual que una persona sana, junto al lecho de un enfermo, no puede traspasar ni lo más mínimo de su vigor.(W.Goethe)

viernes, julio 14, 2006


Viento


Lleno de cicatrices
esá dormido
Lleno de espirales
y de signos.
La estela del pájaro
y la estela del grito.
Entre la polvareda
de palabras y ritmos
se suceden dos tonos:
negro y amarillo.

lunes, julio 10, 2006

tu cara
Labios suaves y asperos
callados,
pero hablantes;
gruesos y débiles
amargos y rubios
como tus ojos...
(...) son tus ojos llanos,
despiertos como
fuertes montes oscuros.
Para que decir de tus orejas
que son caras, pero baratas
para el placer; te recuestas sobre mis cejas
sombrias y melodiosas
y con un beso
te llevan más allá del paladar.
Tu nariz que se enerva
y aleja en el espacio
como suaves remolinos
de imágenes...
(...) y en lo profundo de tus mejillas
te deglutas mis besos presenciosos
que se unen con la forma
de tu boca tan ceñida
a la vecindad de tu cara.
Donde no habita ni silencio
ni llanto,
ni cantos ásperos ni suaves
ni ningún murmullo de tu boca...
(...) por eso no me queda más que la lozana
caída de tu cara.

" La potestad suprema le arrojó de cabeza, envuelto en llamas, desde la bóveda etérea, repugnante y ardiendo, cayó en el abismo sin fondo de la perdición, para permanecer allí cargado de cadenas de diamante, en el fuego que castiga; él, que había osado desafiar las armas del todopoderoso, permaneció tendido y revolcándose en el abismo ardiente, juntamente con su banda infernal, nueve veces el espacio de tiempo que miden el día y la noche entre los mortales, conservando, empero, su inmortalidad. Su sentencia, sin embargo, le tenía reservado mayor despecho, porque el doble pensamiento de la felicidad perdida y de un dolor perpetuo le atormentaba sin tregua. Pasea en torno suyo sus ojos funestos, en que se pintan la consternación y un inmenso dolor, juntamente con su arraigado orgullo y su odio inquebrantable. De una sola ojeada y atravesando con su mirada un espacio tan lejano como es dado a la penetración de los ángeles, vio aquel lugar triste, devastado y sombrío; aquel antro horrible y cercado, que ardía por todos lados como un gran horno. Aquellas llamas no despedían luz alguna; pero las tinieblas visibles servían tan sólo para descubrir cuadros de horror, regiones de pesares, oscuridad dolorosa, en donde la paz y el reposo no pueden habitar jamás, en donde no penetra ni aun la esperanza. "

miércoles, julio 05, 2006

(...) y vienes con el sol
arrugando tu cinto
bajo mi mirada;
llamándome cuando no estoy...

Desde allí
provienes lejana
con la mañana,
desde allí
te adormeces con la tarde
en el sol.