sábado, diciembre 22, 2007

Ensayo de cosa disoluta.


- hace por lo menos 2 años que con un amigo llegamos a la conclusión de que en la vida hay ciertas cosas, que nos mueven. Desde distintos ámbitos, según nuestros intereses.-

En el apelativo de misterio se encierra una palabra llena de directrices que con el tiempo van variando de acuerdo al proceso evolutivo de cada sociedad. Sociedades situadas en acontecimientos propios, irrevocables, perennes.

La manifestación de una emoción es la complejidad de la mismísima tierra; carente de toda racionalidad. Sin embargo, la constante es buscar respuestas en la vida lógica y no la problemática.

Cuestionarse la universalidad de la palabra “emoción” que se transfigura a la palabra “sentimiento”, es la secuencia decidora del todo, unificada en el alma humana.

Frente a la floración de un sentimiento, no hay posible atenuante que invada el emergente crecimiento de este. La distancia (distancia, en el sentido literal) que de pronto nos invade, no es sinónimo de devenir del sentimiento. Al contrario, es una mera causalidad de las realidades que conforman el pensamiento.

La bruma que de pronto impide la evolución, es solo una circunstancia propia del proceso. La significancia que revoca la solidez de la emoción es lo único que lo puede hacia el todo.

Decir que la vida es una cuestión simple, vacía de cualquier sentimiento es una banalidad deplorable. No obstante, el gran apelativo, es decir de insensible.

Lo pasajero del tiempo es una distinguida arboleda de otoño. No es más que el suceder de las cosas temporales, pero siempre hay algo que se refina y se vuelve atemporal.

Lo atemporal cabria en la perdurabilidad de una emoción, en lo sentencioso e inefable de un lazo amoroso.

El lazo provocado por un milagro, misterioso, llamativo, precoz, implícito en la lluvia, es solo el resultado de la evolución de la especie humana.

Hoy por hoy hacemos oído, pero de forma simplista, rápida e inmediatista; dejando la estreches de la noche y nada mas entre dos pares de labios que se amortajan el uno al otro en un beso común y llevadero que pasa con el tiempo de una noche, y que al día siguiente es borrado con una ducha y con pedazo de papel higiénico.

Ciertamente la vida es como un cúmulo de experiencias progresivas, con un fuerte apogeo emocional, lo que permite un descuido considerable y apreciable en el quehacer de toda persona.

Nuestra fortaleza ha de ser no lo pasajero y transgresivo del tiempo, ni tampoco la distancia, la edad, el nombre, la clase social o los estudios. La primacía debe ser el apego a la sinceridad distribuida como el cielo, la humildad florecida en un nardo y la dulzura expuesta en unos granos de uva.

El lazo que un sentimiento emite no es la vida ni el infierno, menos aun el cielo o la tierra. Es el rostro amoroso de lo que es sentir. De lo que es sentirse hombre, con cosas que piensa y dice, sin trapos que amordacen su corazón y sus labios.

Sentir una emoción es vivir; es el espacio entre la cabeza y el cuerpo, donde no habita nada más que la irracionalidad de sentir y dejar que la vida fluya, siga su curso a destajo. Por más que seamos inteligentes hay cosas que la vida no deja que descifremos.

2 comentarios:

PALOMENTA FRAPPÉ dijo...

"Hoy por hoy hacemos oído, pero de forma simplista, rápida e inmediatista; dejando la estreches de la noche y nada mas entre dos pares de labios que se amortajan el uno al otro en un beso común y llevadero que pasa con el tiempo de una noche, y que al día siguiente es borrado con una ducha y con pedazo de papel higiénico."

Ese comentario es tan cierto como derrotista, que pena no poder ser más optimista y rebatirlo, pero la vida cansa harto y siendo tan joven como uno digo sho... ay... valor!!!

queridamia dijo...

me gusto
ya te lo habia dicho por msn, pero parece que justo tedesconectaste.