Noche de destierro...
Que la luna se calme, que los ojos se recuesten en las verdes colinas donde apaciguas las aguas de tus sueños.
Y que la tormenta de los océanos se recuesten en el ombligo del mundo nocturno, dispersando la niebla del oasis de la mente.
Y que un brujo sople en tu cara un jardín florido de petunias y salvias, que huelan a la silente mañana que se despeja para cantar con los pajarillos el verde trigo del día.
lunes, diciembre 31, 2007
sábado, diciembre 22, 2007
Ensayo de cosa disoluta.
- hace por lo menos 2 años que con un amigo llegamos a la conclusión de que en la vida hay ciertas cosas, que nos mueven. Desde distintos ámbitos, según nuestros intereses.-
En el apelativo de misterio se encierra una palabra llena de directrices que con el tiempo van variando de acuerdo al proceso evolutivo de cada sociedad. Sociedades situadas en acontecimientos propios, irrevocables, perennes.
La manifestación de una emoción es la complejidad de la mismísima tierra; carente de toda racionalidad. Sin embargo, la constante es buscar respuestas en la vida lógica y no la problemática.
Cuestionarse la universalidad de la palabra “emoción” que se transfigura a la palabra “sentimiento”, es la secuencia decidora del todo, unificada en el alma humana.
Frente a la floración de un sentimiento, no hay posible atenuante que invada el emergente crecimiento de este. La distancia (distancia, en el sentido literal) que de pronto nos invade, no es sinónimo de devenir del sentimiento. Al contrario, es una mera causalidad de las realidades que conforman el pensamiento.
La bruma que de pronto impide la evolución, es solo una circunstancia propia del proceso. La significancia que revoca la solidez de la emoción es lo único que lo puede hacia el todo.
Decir que la vida es una cuestión simple, vacía de cualquier sentimiento es una banalidad deplorable. No obstante, el gran apelativo, es decir de insensible.
Lo pasajero del tiempo es una distinguida arboleda de otoño. No es más que el suceder de las cosas temporales, pero siempre hay algo que se refina y se vuelve atemporal.
Lo atemporal cabria en la perdurabilidad de una emoción, en lo sentencioso e inefable de un lazo amoroso.
El lazo provocado por un milagro, misterioso, llamativo, precoz, implícito en la lluvia, es solo el resultado de la evolución de la especie humana.
Hoy por hoy hacemos oído, pero de forma simplista, rápida e inmediatista; dejando la estreches de la noche y nada mas entre dos pares de labios que se amortajan el uno al otro en un beso común y llevadero que pasa con el tiempo de una noche, y que al día siguiente es borrado con una ducha y con pedazo de papel higiénico.
Ciertamente la vida es como un cúmulo de experiencias progresivas, con un fuerte apogeo emocional, lo que permite un descuido considerable y apreciable en el quehacer de toda persona.
Nuestra fortaleza ha de ser no lo pasajero y transgresivo del tiempo, ni tampoco la distancia, la edad, el nombre, la clase social o los estudios. La primacía debe ser el apego a la sinceridad distribuida como el cielo, la humildad florecida en un nardo y la dulzura expuesta en unos granos de uva.
El lazo que un sentimiento emite no es la vida ni el infierno, menos aun el cielo o la tierra. Es el rostro amoroso de lo que es sentir. De lo que es sentirse hombre, con cosas que piensa y dice, sin trapos que amordacen su corazón y sus labios.
Sentir una emoción es vivir; es el espacio entre la cabeza y el cuerpo, donde no habita nada más que la irracionalidad de sentir y dejar que la vida fluya, siga su curso a destajo. Por más que seamos inteligentes hay cosas que la vida no deja que descifremos.
miércoles, diciembre 12, 2007
Oda a la cereza.
Forma curvada,
Sinuosa,
Abierta, delicada
Que de un hilo
De enjambre verde
Pende la vida…
Decorada con lo amarillo
De un halo de vida
Que asoma tu dulzura.
Al partir
La fragancia
Con un diente ínfimo
Y contrastado con el calor,
Pareciera que en manjar
Te revuelcas.
El frescor de tu dulzura
Y el sazón de tu huido Jugo
Acaricia el paladar
Como un serafín
En el horizonte,
Coronando a las mariposas
Con una diadema de jacintos.
Tu corazón recto
Que circunda tu pequeñez
Se asemeja a la antorcha del viento
De una leona
Amamantando
Las reliquias de Noé.
Pedazo de aire
Cimentado en tu acorazonado
Color.
Tormenta de vino,
Agitador crucero
Al rayo de una luz
Efímera
En el agua de una vertiente
Oscurecida.
Participio constante
De un impulso ventricular
Del almíbar de una flor
De bugambilia amarilla.
Como mis manos dormidas
Tiñes el espesor de la niebla.
En una mañana opaca
En que naces
Con el viento
Levantas la polvorienta
Huida de ramas y hojas azuladas
Que llevas contigo prendidas
Como suaves
Flores cantando
Junto al lucifernario
De tu rojiza piel.
Como una gota perezosa
De agua
Te quedas sentada
En laminas de crucíferos
Pangues.
Como en el norte
En que tus hermanas
Se tiñen de amarillo,
Aquí centro-medio,
Atiendes con tu cuerpo
Al dulce sabor cohibido
Que extrapola el cielo,
De la tierra;
Y la sangre de un lobo
De una célica delicia.
Manzana enana,
Eneldo pecaminoso
Con cola de un álamo dorado,
Te permites
Hacer bulla
Con el pantanal
En que se convierte
Tu cuerpo
Al ser besado
Por la radiante candidez
De un ser humano.
Forma curvada,
Sinuosa,
Abierta, delicada
Que de un hilo
De enjambre verde
Pende la vida…
Decorada con lo amarillo
De un halo de vida
Que asoma tu dulzura.
Al partir
La fragancia
Con un diente ínfimo
Y contrastado con el calor,
Pareciera que en manjar
Te revuelcas.
El frescor de tu dulzura
Y el sazón de tu huido Jugo
Acaricia el paladar
Como un serafín
En el horizonte,
Coronando a las mariposas
Con una diadema de jacintos.
Tu corazón recto
Que circunda tu pequeñez
Se asemeja a la antorcha del viento
De una leona
Amamantando
Las reliquias de Noé.
Pedazo de aire
Cimentado en tu acorazonado
Color.
Tormenta de vino,
Agitador crucero
Al rayo de una luz
Efímera
En el agua de una vertiente
Oscurecida.
Participio constante
De un impulso ventricular
Del almíbar de una flor
De bugambilia amarilla.
Como mis manos dormidas
Tiñes el espesor de la niebla.
En una mañana opaca
En que naces
Con el viento
Levantas la polvorienta
Huida de ramas y hojas azuladas
Que llevas contigo prendidas
Como suaves
Flores cantando
Junto al lucifernario
De tu rojiza piel.
Como una gota perezosa
De agua
Te quedas sentada
En laminas de crucíferos
Pangues.
Como en el norte
En que tus hermanas
Se tiñen de amarillo,
Aquí centro-medio,
Atiendes con tu cuerpo
Al dulce sabor cohibido
Que extrapola el cielo,
De la tierra;
Y la sangre de un lobo
De una célica delicia.
Manzana enana,
Eneldo pecaminoso
Con cola de un álamo dorado,
Te permites
Hacer bulla
Con el pantanal
En que se convierte
Tu cuerpo
Al ser besado
Por la radiante candidez
De un ser humano.
miércoles, diciembre 05, 2007
Descripción de un ser distanciado.
Fragilidad,
Ser blanqueado,
Distanciado
Por el mar y la tierra.
Por las llanuras,
Los cielos, un barco, una lancha;
El sol en la cara.
A veces cuando camino
Despacio aparece tu sombra
Candidateada por una revolución
De luciérnagas.
Con el cuerpo enmudecido
Con un soplido del viento norte
Con las manos esperando la lluvia;
Inventando el confín de la tierra
Con un escenario de mar
Y verde manzanal.
En una bicicleta
Te mueves por la noche estrellada
De tono azul.
En un loco y lustroso
Mar blanquecino que parece
Una leche con hojuelas
Vives distraída absorta
En un monte forrado
En prados celestinos.
Deja que alguna noche
Entre en tus sueños
Con agitador paso,
Con un canasto lleno de flores
Y con una rama de ciruelo
Prendida en la solapa.
Allá en la distancia te quedas
Con un ramillete
De azucenas que te di
Cuando pase por tu almohada.
Fragilidad,
Ser blanqueado,
Distanciado
Por el mar y la tierra.
Por las llanuras,
Los cielos, un barco, una lancha;
El sol en la cara.
A veces cuando camino
Despacio aparece tu sombra
Candidateada por una revolución
De luciérnagas.
Con el cuerpo enmudecido
Con un soplido del viento norte
Con las manos esperando la lluvia;
Inventando el confín de la tierra
Con un escenario de mar
Y verde manzanal.
En una bicicleta
Te mueves por la noche estrellada
De tono azul.
En un loco y lustroso
Mar blanquecino que parece
Una leche con hojuelas
Vives distraída absorta
En un monte forrado
En prados celestinos.
Deja que alguna noche
Entre en tus sueños
Con agitador paso,
Con un canasto lleno de flores
Y con una rama de ciruelo
Prendida en la solapa.
Allá en la distancia te quedas
Con un ramillete
De azucenas que te di
Cuando pase por tu almohada.
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