martes, febrero 13, 2007


Mi mano se ha puesto rebelde, y mi cabeza también. Creo que atarlas ambas a una estrella y dejarlas que la noche se las lleve seria el medicamento perfecto para esta locura. Y si a de romperse alguna de mis partes, las dejare para que el viento las zurza y las tiña con miel de achao o con pistachos con pimienta.

Mi hormonas se remueven por el halito de ebrio que llevo timbrado en mi frente, sellado por whisky y masas con no sé que pastilla de último minuto. No quepo en mi cabeza, ni mi pie en mi mano. No camino; me siento y no miro.

Lo cansado del sueño no permite dormir, ni tampoco las cosas de la Barbie que anoche vi. No puedo sumergir mi cabeza en Coca-Cola aunque siento que evoluciono, que voy hacia algún lado, sin saber cuál es la referencia. El dónde me hallo es lo único que me queda en la billetera; la vida, la historia de lo que significo, anoche la traspapele, así como el amigo que hay en mi mismo subtitulo. No puedo sortear mi vida entre nubes y madrugadas, gente trotando como el agua en un tonel de mar.

No quiero jugar con mi locura que viene en racimo de peras, solo quiero perder mi mirada en el horizonte de una noche normal y sentir que no existo…

1 comentario:

PALOMENTA FRAPPÉ dijo...

torcido...muy