El tren
Aún espero sentado a la orilla del camino, el viejo tren que me llevara a mi sepultura. Canto en silbidos de agua una canción que me sabe a soledad; no sé si de hoy día o ayer. Mis pies ya están agrietados y mi boca esta vacía, ni un diente se aloja en el hotel que vio recibir a vinos y carnes, gusanos y aguardientes todas las noches.
El sol se apaga y aun no pasa el monomotor que me llevara al fuego eterno, al sol de madrugada, al viento de ceniza; no hay nada mas que mis ropas harapientas, mis ojos enjutos mis manos curtidas por la tierra y mi aliento ya de muerto sacudido por las eses de los hombres ya licuados por la vida. Mi tren se aproxima…y solo silbo bajo este sol, aquella canción que me hizo pensar que nunca vería la luz, sino estrellas…
Aquella canción que coloque para dispararme.
Mierda
Mierda